miércoles, 12 de diciembre de 2007

Camboya

CamboyaMil años atrás, Angkor era la capital del reino de Camboya. Un gran reino que llegó a extenderse Por Laos, Tailandia y Vietnam durante seiscientos años. Sus reyes, que practicaban religiones venidas de la India, relacionados con el hinduismo y el budismo, erigieron monumentales templos de piedra para honrar a sus dioses. Hacia 1432, Angkor fue saqueada por el ejército de Siam y el rey y su corte abandonaron la ciudad devastada. Entonces fue cuando el bosque, armado con su exuberante vegetación, conquistó las ruinas de aquella gran capital y se hizo dueño y señor para siempre.

Hoy día, todo este complejo entramado de grandes templos, (Patrimonio de la Humanidad, declarado por la UNESCO en 1992) ha sido recuperado de la selva, encontrándose a pocos kilómetros de la ciudad de Siem Riep, convertida en el principal destino turístico de todo viajero que visita Camboya.

El área arqueológica más importante, comprende la antigua ciudad de Angkor Thom (Gran Ciudad), en la que se encuentra el templo de Bayón con miles de enormes estatuas de piedra de caras sonrientes, la Terraza de los Elefantes, que debe su nombre a los llamativos relieves que contiene de estos animales, Angkor Wat (La Ciudad del Templo), uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo y seguramente el mayor complejo religioso jamás construido, así como muchos otros templos menores aunque no menos interesantes.



Es de destacar el templo de Ta Prohm, más conocido como el Templo de las Raíces (escenario de la película Tomb Raider), uno de aquellos maravillosos monumentos dedicados a Shiva, en el que se funden piedras, esculturas de dioses y selva, sobre el que parecen derramarse las hermosas y gigantescas ceibas, cuyas raíces recuerdan a la cera derretida de unas velas apagadas hace ya mucho tiempo.

Camboya

Esta joya de la naturaleza salvaje y eterna enfrentada a la efímera construcción humana, representa el escenario ideal que todo fotógrafo de viajes persigue y desea encontrar algún día.
La fotogalería de Camboya está realizada gracias a contribuciones de Manbos, Roberto Iván Cano, Kris Ubach y Samuel Sánchez.

Vietnam

Halong BayVietnam, un destino que parece estar de moda últimamente, es un país pobre, de régimen comunista, pero que actualmente goza de un rápido crecimiento económico que lo convierte en el primero del Sudeste Asiático. Vietnam no tiene grandes monumentos de los que presumir, sin embargo, su mayor riqueza a los ojos del turista, radica en sus impresionantes paisajes cuyos mayores exponentes son la Bahía de Halong , la región montañosa de Sapa y el prodigioso Delta del Mekong.

Nuestro viaje comienza en Hanoi, la capital del país, procedentes de Madrid, con escala en Bangkok, en un agradable vuelo con la Thai Airlines, pero que se hace algo pesado por la larga duración del mismo. Hanoi tiene unos tres millones de habitantes, la mitad de la población circula por las estrechas calles del barrio antiguo conduciendo ruidosas motocicletas y la otra mitad viaja de paquete en ellas en número de tres o incluso de cuatro personas procurando mantener un precario equilibrio en medio del enorme caos circulatorio. La contaminación es tal que todo el mundo va provisto de una mascarilla protectora confeccionada con todo tipo de materiales diversos y colores llamativos, como si se tratara de un adorno más de su vestimenta en lugar de una necesidad higiénica. La experiencia de integrarse en este caos durante un par de horas a bordo de una bicicleta-taxi ha sido una de las más impactantes que hemos recibido durante todo el viaje.

Los vietnamitas, y especialmente los hanoienses, son muy aficionados a degustar manjares que dicen ser exquisitos, pero que a nosotros nos causan cierta repulsa, como comer carne de cobra, de rata y, sobre todo, carne de perro (thit cho), algo que suele ser habitual en muchos países asiáticos. El que quiera aventurarse a probar estos platos típicos tendrá que buscar restaurantes locales especializados, pues en los locales turísticos tienen mucho cuidado de no ofrecerlos en su carta a los occidentales.

En Hanoi visitamos el lago Hoan Kiem (La Espada Restituida), donde se encuentra el templo Ngoc Son dedicado a Van Xuong (guardián de la Literatura), Quan Vu (señor de las Artes Marciales), Lac To (protector de la Medicina), Tran Hung Dao (héroe del siglo XIII) y a la Tortuga Sagrada (que se deja ver en el lago muy de tarde en tarde presagiando algún acontecimiento importante), el tradicional y milenario espectáculo de las Marionetas en el Agua, el Mausoleo de Ho Chi Minh y la pagoda Chua Mot Cot (Pagoda del Pilar Único) - con forma de flor de loto-, en Ngoc Ha, construida en el año 1049.

Siguiendo nuestra planeada ruta llegamos a la provincia de Quang Ninh, donde se encuentra Vinh Ha Long, la bahía de Halong (dragón que cae), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, probablemente el paisaje más fascinante de Vietnam, y, ciertamente, una de las maravillas del mundo. De esta bellísima y extensa bahía surgen más de 1600 islotes de roca caliza (archipiélago de Van Don) que sobresalen del mar como extrañas montañas cubiertas de cuantiosa vegetación de verde colorido, ocultas calas solitarias y extraordinarias grutas que conforman una especie de mundo encantado ajeno al paso del tiempo. Surcamos la bahía en un hermoso junco e hicimos noche al socaire de algunos islotes, disfrutando de una cena típica de mariscos de la zona bajo la luz de las estrellas.

Al día siguiente volamos desde Hanoi a Danang, en el centro del país, para visitar el Museo de Arte Cham, las Montañas de Mármol, la Playa de China, y a continuación, Phuc Kien, el puente cubierto japonés (siglo XVI) y la antigua casa Tan Ky (visitada no hace mucho por la reina Sofía de España) en la pequeña ciudad de Hoy An, que allá por el siglo I disponía del mayor puerto del sureste asiático y era conocida como Lamp Ap Pho (Ciudad de Champa).

Desde Hoian nos dirigimos a la ciudad de Hue para visitar la tumba de Tu Duc, el último emperador de Vietnam (siglo XIX), perteneciente a la dinastía Nguyen, que cedió su imperio a la dominación y colonización francesa. Luego embarcamos a bordo de uno de los dragones flotantes para remontar el río Perfume, llamado así por el aroma de las flores de loto que inundaban la zona antiguamente, hasta llegar a Thien Mu, una de las pagodas más famosas de Vietnam, conocida también con el nombre de Sed Divina, construida en 1601, y a la que, posteriormente, anexaron una torre octogonal de 21 metros en honor de Nhu Lai, conteniendo un buda de una tonelada. De regreso a Hue visitamos la ciudad imperial, cuya ciudadela fue la fortificación más grande construida por la monarquía vietnamita, rodeada por una muralla de más de diez kilómetros, permaneció inviolada hasta 1884 año en el que entró en esta ciudad prohibida el primer francés. Y para completar la visita de esta ciudad, es imprescindible no perderse el mercado Dong Ba, donde se puede encontrar todo tipo de comida local.

De nuevo volamos, esta vez con destino a la ciudad de Ho Chi Minh, antiguamente Saigón, la ciudad más grande del país y una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, capital del estado de Vietnam del Sur antes de la reunificación que tuvo lugar después de la traumática guerra de Vietnam. Por esta gran ciudad se mueven diariamente cerca de cuatro millones de motocicletas (todas japonesas) en un ir y venir continúo que parece no tener fin. Visitamos el barrio chino, la pagoda Thien Hau, el Museo de la Historia, el antiguo Palacio Presidencial, la catedral católica de Notre Dame y el edificio de Correos.

La excursión hacia Tay Ninh se convierte en inolvidable cuando llegamos a la Santa Sede Caodaista , el principal monumento de una religión sincrética, exclusiva de Vietnam, que combina creencias del budismo, cristianismo, taoísmo y confucionismo. Es practicada por unos ocho millones de seguidores que afirman tener revelaciones de famosos espíritus difuntos como Jesús, Mahoma, Lenin o Shakespeare. Aquí se celebran cuatro misas diarias, al alba, al mediodía, al atardecer y a medianoche, en las que se juntan miles de discípulos vestidos de blanco, situándose las mujeres a la izquierda del templo, los hombres a la derecha y los cardenales, arzobispos y obispos en el centro, ataviados con vistosos colores que indican su jerarquía.

Otro lugar inolvidable, pero por motivos muy distintos, son los túneles de Cu Chi. Esta región, reconocida como una de las grandes productoras de caucho, fue virtualmente borrada de la geografía vietnamita como consecuencia de los llamados bombardeos de alfombrado efectuados por la aviación norteamericana. Aún se desconoce la dimensión real de estas vías subterráneas (estimadas en cientos de kilómetros) donde malvivieron miles de guerrilleros del Vietcom (como llamaban los norteamericanos a la resistencia armada de Vietnam del Sur). El lugar ha quedado como testimonio de la memorable guerra de Vietnam, cuyo saldo en víctimas -unos cuatro millones y medio- la ubica como la confrontación bélica más sangrienta después de la Segunda Guerra Mundial.

Nuestro destino siguiente, el Delta del Mekong, estuvo cargado de una pequeña pero cierta alarma en la prensa local acerca de un brote de malaria en dicha zona, pero como íbamos provistos de Malarone, Autan en abundancia y diversos dispositivos electrónicos ahuyentadores de mosquitos no nos preocupamos demasiado por este tema. Salimos hacia My Tho visitando de camino la pagoda Vinh Trang, construida en una mezcla de estilos arquitectónicos chinos, vietnamitas y de Angkor (Camboya). Después embarcamos para realizar un paseo por el río Mekong visitando uno de los famosos huertos de sus islas. El Cuu Long, el río de los Nueve Dragones, es uno de los ríos más caudalosos del mundo. Más conocido en Occidente como Mekong este río se divide en nueve brazos que en su desembocadura forman el mayor y más espectacular delta del mar de la China Meridional.

La ciudad más poblada del delta del río Mekong es Can Tho, a la que llegamos para realizar una excursión en barco por el río Rach Ngong hasta el curioso mercado flotante de Cai Rang, donde los productos, puestos a la venta de cada quiosco flotante, están suspendidos en unos postes, llamados beo cay, en la proa del barco, de modo que no es necesario vocear la mercancía a la venta como en los mercados terrestres.

Continuamos nuestro recorrido en autobús hasta la ciudad de Chau Doc, desde la que volvemos a embarcarnos para visitar un poblado Champa y algunas casas de pescadores, de nuevo en el río Mekong.

Al día siguiente, nuestro destino final en Vietnam consiste en llegar a Camboya navegando por el río Mekong desde Chau Doc hasta Phnom Penh… donde decimos adiós a la olvidada Conchinchina, reino de los Champas durante más de mil años.

Al contrario que otras veces, hemos realizado este viaje dentro de un grupo organizado, con todos los inconvenientes que presenta esta cómoda manera de viajar para un fotógrafo de viajes. Sin embargo, tenemos que decir que ha sido una experiencia muy provechosa, a pesar de lo apretado del trayecto y de las rutas previamente programadas. Ahora estamos convencidos de que en Vietnam uno puede viajar tranquilamente por su cuenta sin mayores problemas, es un país seguro, amable y con infinidad de posibilidades para todos los bolsillos. Hemos disfrutado de inmejorables hoteles, buenos guías y estupendos compañeros de viaje. Si prescindimos del sofocante calor, acrecentado por la inimaginable humedad ambiental… podemos decir que el viaje ha resultado casi perfecto.

Mongolia

Situado en pleno corazón de Asia, se abre un mundo de estepas, montañas y desiertos, donde los mongoles han hecho del nomadismo su principal forma de vida. Un país cuyo nombre evoca al gran Temujin, más conocido como Genghis Khan, quien en tan solo una generación llegó a formar el mayor imperio de toda la Historia, retirándose sin haber conocido la derrota.

Durante 23 días, valiéndose de los diferentes medios de transporte disponibles en cada momento, una furgoneta, caballos y camellos, David atravesó de norte a sur este país, recorriendo una distancia de más de 3.000 kilómetros. Teniendo en cuenta el escaso número de carreteras asfaltadas en este vasto territorio, casi 4 veces España, las jornadas en coche resultaban muy duras, al igual que los largos días a lomos de un caballo o entre las jorobas de los camellos del desierto del Gobi.

Para capturar en imágenes la esencia de la forma de vida del pueblo mongol, David vivió con ellos, levantándose al alba para ordeñar los yaks, pastorear los rebaños de ovejas, conducir las grandes manadas de caballos o participar en la vida cotidiana, llevada a cabo en el interior de las típicas casas desmontables originarias de las estepas, llamadas Gers.

Infraestructura escasa, distancias enormes, clima duro, comida monótona, dificultades para una cómoda higiene personal, hacen que la visita a este país no sea demasiado confortable para el turismo convencional, pero quizás por ello Mongolia es un país increíble.

Shanghai

Conocer Shanghai, la capital económica y ciudad más grande de la República Popular China, fue toda una experiencia para mí. Una ciudad con más de 13 millones de habitantes y más de 4.000 rascacielos (entre los que destaca la Jing Mao, la torre más alta de China y la quinta de todo el mundo) representativos de una opulencia que marca fuertes contrastes y que aún hoy apoya sus cimientos bajo la más humilde pobreza.

En la famosa zona del Bund se pueden encontrar monumentales edificios que son restos de la ocupación colonial, una época en la que la ciudad se benefició del contacto con países extranjeros, especialmente Gran Bretaña. Esta herencia, potenciada por el importante cruce de culturas, ha convertido a Shanghai en una ciudad cosmopolita que presume de tener una importante población estudiantil de procedencia internacional.

Si bien Shanghai dispone de enormes opciones turísticas, soportadas sobre todo por un atractivo arquitectónico innegable y una exquisita oferta gastronómica procedente de sus 16 escuelas de cocina china, llaman poderosamente la atención las galerías de callejones sucios, la ropa tendida en cualquier lugar, las viejas casas casi derruidas enfrentadas a despampanantes rascacielos, las cocinas y aseos comunes para barrios enteros … compartiendo su espacio con algunos de los edificios más altos y caros del mundo.

Una extraordinaria cultura con firmes creencias que se aprecian en los rincones más insospechados, cuya reminiscencia se refleja en la comunidad como una gran ausencia de intimidad personal, la no delincuencia, generosa hospitalidad y la preponderancia de lo ajeno ante lo particular.

No sé si mis fotos presentan tanto como sentía yo al ver aquello. Espero al menos traer a nuestra cultura occidental una visión resumida de tan desigual presencia oriental. Aquí, Shanghai, que significa, ciudad sobre la mar.

Alvaro Peña.

Australia

Cuando uno piensa en Australia se imagina un país de grandes espacios abiertos, interminables carreteras, maravillosos paisajes, fauna espectacular… y no se equivoca. Sin embargo, una de las cosas que más me llamó la atención fue el color del cielo, siempre de un azul increíblemente intenso.

En julio de 2004 me decidí a viajar a Australia. No disponía de mucho tiempo así que opté por atravesar el país de sur a norte, desde Adelaida hasta Darwin, por la famosa Stuart Highway, que sigue el itinerario que originariamente tomó el explorador John McDoual Stuart. En tan solo 16 días recorrí un total de 5.200 km visitando algunos de sus más famosos lugares. En el transcurso de dicho recorrido se atraviesan dos de los siete estados que componen el país: Australia Meridional y el Territorio del Norte.

Comencé el viaje en Adelaida, capital de Australia del Sur y la quinta ciudad en tamaño, considerada como la más elegante y culta de todas las ciudades australianas.

Sin salir de Australia Meridional visité los profundos desfiladeros del Mt. RemarKable Natural Park y los paisajes secos de los Flinders Ranges. Continué mi viaje hasta Coober Pedy, una ciudad minera dedicada a la extracción del ópalo y en la actualidad al turismo. El topónimo de esta ciudad procede del nombre aborigen Kupa piti, que viene a ser algo así como “madriguera del hombre blanco”.

Una vez pasada la frontera del estado del Territorio del Norte, abandoné momentáneamente la Stuart Highway y la inquietante compañía ocasional de los gigantescos “trenes de carretera” para dirigirme al Uluru Kata Tjuta National Park.

La sensación que se tiene cuando uno está frente al monolito de piedra naranja de Ayers Rock es indescriptible. Es posible, además, subir por una de sus paredes hasta la cima y divisar desde ella el Olgas (Kata Tjuta), que se encuentra a unos 25 km de distancia.

Regresé de nuevo a la carretera principal y desde Alice Springs me adentré en el Parque Natural Simpsons Gap donde pude fotografiar los wallabies de las rocas. Tras abandonar Alice Springs y atravesar la imaginaria línea del Trópico de Capricornio, me detuve en la extraña formación Devils Marbles: cientos de rocas de granito, algunas de ellas colgadas en posiciones imposibles. Para los aborígenes son los huevos de la Serpiente del Arco Iris, Wanambi.

En el Territorio del Norte se pueden observar las “Catedrales de las termitas”, estos montículos de proporciones colosales se encuentran entre las construcciones de mayor tamaño en el mundo hechas por las termitas.

Muy al norte del país, a las puertas del famoso Kakadu, se encuentra Parque Natural Nitmiluk, donde los zorros voladores campan a sus anchas por miles, y las cataratas Edith Falls son un lugar de obligada visita.

Por fin llegué al Parque Nacional de Kakadu, el más grande de los parques nacionales australianos, tierra por excelencia de los aborígenes, donde la fauna y la flora se desarrollan en su máximo esplendor. Allí tres de sus cuatro ríos llevan el sobrenombre de Alligator, lo que ya nos da pistas de lo que nos espera en ellos si nos decidimos a bañarnos. Ríos, arroyos y billabongs están infestados de cocodrilos de agua dulce y cocodrilos de agua salada (o de estuario), estos últimos de impresionante tamaño y mayor peligrosidad.

Además de la riqueza faunística y vegetal, Kakadu rebosa de cultura aborigen. Gran diversidad de pinturas pueden ser contempladas a lo largo y ancho del parque.

Muy a mi pesar abandoné Kakadu para dirigirme a Darwin, desde donde dos interminables días de aviones y esperas en el aeropuerto me quedaban para regresar a casa.

En resumen, hay una cosa que he sacado en claro de este viaje: volveré allí de nuevo.

Juan Iglesias

Parque Nacional Canaima

El Parque Nacional de Canaima, situado en el Estado Bolívar de Venezuela, uno de los parques naturales mayores del mundo, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994. La gran mayoría del parque se encuentra sobre elevadas mesetas de roca llamadas tepuyes que producen escarpados acantilados con importantes caidas de agua, como el famoso Salto del Angel, el más elevado del mundo, con sus casi 1.000 metros de caida libre desde lo alto del Auyan-Tepuy.

Salto del Angel


En Canaima aún se puede disfrutar de una naturaleza salvaje y virgen si nos aprovechamos de las habituales rutas turísticas que en los últimos años han proliferado mucho debido al asfaltado de la carretera troncal 10 a finales de los 80 que hace posible el acceso de cualquier vehículo a estos hermosos parajes.

Pero para cumplir con el objetivo que llevó a David Santiago a estas lejanas y misteriosas tierras, fue necesario realizar muchas excursiones en barca por la Laguna de Canaima, en helicóptero para sobrevolar los impresionantes tepuyes, cruzar sobre el cañón del diablo para ver esta maravilla natural, caminar por la Gran Sabana y atravesar la selva por senderos casi impracticables.

El plato fuerte del viaje a Canaima consistió en embarcarse en una expedición a la cima del Roraima, "La Montaña de Cristal", un tepuy de 2.800 metros de altura. Para esta expedición -que dura varios días- es necesario contratar un guía con experiencia, porteadores y solicitar un permiso especial que se puede tramitar en Ciudad Bolivar. Es un duro trayecto que tiene su recompensa al llegar a la cima, desde la que se contempla un inmenso e infinito paisaje al mismo tiempo que uno tiene la plena sensación de encontrarse en un punto único en el mundo, lleno de energía. Allá arriba, en el tepuy, uno comprende el por qué los indígenas llamaban a estas montañas "la morada de los dioses".

Parque Nacional Canaima Venezuela


Las espectaculares imágenes que nos ha traido David demuestran que todavía hay muchas cosas que ver y descubrir por nosotros mismos, que hace falta un cierto espíritu aventurero para poder alcanzarlas y que gracias a la fotografía podemos enseñar al mundo lo que nuestros ojos enfocaron, nuestra mente percibió y nuestra cámara registró para la posteridad.